El sumiller de El Bulli recomendó nuestro vino blanco y agotamos las existencias
Andreu Suñer es el propietario de la pequeña bodega Vinyes i Vins Ca sa Padrina radicada en Sencelles. Nos recibe en sus viñas por donde paseamos y finalizamos la entrevista en las instalaciones de su celler.
¿Cómo empezó su interés por el mundo de los vinos?
En el año 1999 me apunté a un curso de la Fundació Universitat-Empresa que era una introducción a la viticultura y la enología, y me gustó tanto que al acabarlo, con un compañero del curso, decidimos iniciar esta aventura de montar nuestra propia bodega. En el 2009 le compramos su parte de la empresa y ahora es propiedad de mi familia en su totalidad.
¿Pero usted tenía antecedentes familiares en la producción de vino?
Sí, mi familia de Can Tano de Sencelles siempre había producido vino para consumo personal y un poco más. La empresa que montamos era, sin embargo, para dedicarse a la viticultura de forma más profesional y usando técnicas modernas. Hay que tener en cuenta que el concepto de vinificación antiguo no es para nada compatible con los tiempos que vivimos. Los sistemas usados por nuestros abuelos ahora no sirven porque lo que se lleva es un control muy riguroso de la fermentación. Antes esto no se podía hacer por la falta de una tecnología adecuada.
Entré de lleno en la enología porque me considero un sentimental. Cuando heredé las tierras de mi familia, aunque yo tenía mi vida encarrilada hacia la enseñanza, empecé a plantearme muchas cosas: ¿qué hago? ¿parcelo la finca y la lleno de cemento construyendo diez chalés para venderlos? o ¿continúo con la tradición familiar de la producción de vino y apuesto por el verde de las vides? Si ahora se puede observar todo el esplendor del verdor de los viñedos, es evidente qué opción elegí.
¿No obstante, se trata de un negocio a pequeña escala?
¡Por supuesto! Cuando me preguntan si yo tengo una bodega siempre respondo que en realidad yo no tengo una bodega sino solamente un cobertizo, porque se trata de un negocio muy pequeño, es una empresa familiar con sólo dos empleados y centrada en diez hectáreas del municipio de Sencelles. Solemos elaborar, en función de como haya ido la vendimia, entre 20.000 y 25.000 botellas de vino tinto, unas 7.000 de vino blanco, que este años se han vendido en su totalidad, y del rosado. Como este año ha sido la primera ocasión en que nos hemos atrevido a comercializarlo, las 1.000 botellas que sacamos al mercado ya hace semanas que se agotaron.
Fíjese si somos pequeños que el sumiller del antiguo restaurante El Bulli, Ferran Centelles, recomendó nuestro Mollet y las ventas se dispararon. De hecho hemos agotado las existencias de nuestro vino blanco. En su club de vinos llamado wineissocial.com nos dedicó unas líneas destacando la autenticidad de nuestro vino, su carácter autóctono, su personalidad acusada, lo que ha supuesto todo un premio para nosotros. Estas alabanzas, viniendo de un profesional con tanto prestigio, suponen un gran reconocimiento a nuestra labor.
¿Qué tipo de vinos produce su bodega?
Empezamos en el año 2000 con un vino tinto llamado ahora Montenegro que lleva un 60% de manto negro, un 20% de merlot, un 15% de cabernet sauvignon y el resto es de syrah y callet. Por cierto, el del 2012 es excepcional.
En el 2010 sacamos al mercado nuestro primer vino blanco. Es el llamado Mollet que está elaborado con las variedades premsal blanc y chardonnay.
El primer rosado que hemos comercializado ha sido con la cosecha del 2012. Lo hemos etiquetado como Rosat de Ca sa Padrina, se ha vendido muy bien, y está elaborado básicamente con merlot y manto negro.
Todos estos vinos están elaborados bajo las normas de la Denominación de Origen Binissalem-Mallorca. Para nosotros es una garantía de calidad y es evidente que el consumidor sabe valorar que los vinos producidos bajo este paraguas legal poseen unos altos estándares de calidad porque hay un organismo oficial que tiene la producción controlada y vigilada.
¿Dónde venden sus vinos?
Más o menos la mitad de nuestros vinos se comercializan en Mallorca. Un 20% se vende al resto de España. El restante 30% lo exportamos a Alemania, Japón, Corea, Estados Unidos, etc. Recientemente hemos iniciado los contactos comerciales con Canadá y Rusia. Personalmente me llena de orgullo ver las etiquetas en coreano para las partidas de vino dispuestas a enviar a Corea, pensar que una empresa tan pequeña puede llegar a ser apreciada tan lejos…
¿Qué planes tiene para el futuro?
Me gustaría poder sacar al mercado un vino dulce. Hace ya unos cuatro años que estoy en fase de pruebas, experimentando una combinación de variedades pero aún no he conseguido el punto exacto. Espero que las pruebas salgan bien y pronto lo podamos comercializar. Es importante recordar que si a mí no me gusta un vino, no sale al mercado. Hasta que no considero que está en su punto, no lo vendo. Encontrar este punto exacto de nuestro rosado me costó tres años de experimentación pero ha valido la pena y ha tenido muchísima aceptación. ¡A ver si tenemos tanta suerte con el vino dulce!
Fuente: diariodemallorca.es